Derecho a Reparar

Actualizado el 18 de marzo de 2021 por Manuel Sánchez Martín 

¿Que es el derecho a Reparar? Los usuarios de electrodomésticos y de otros aparatos tanto electrónicos como mecánicos estamos de enhorabuena. De hecho todos los ciudadanos Europeos estamos de enhorabuena.

No es que hasta el día de hoy se nos negara como consumidores el derecho a arreglar si no que de ahora en adelante debería de ser más fácil y más económico el poder realizarlo.

Cuando un aparato, sea el que sea, se nos estropea, lo primero que se nos viene a la cabeza es que ha llegado al final de su vida útil y que debemos de comprarnos uno nuevo. La creencia de que arreglar las cosas va a ser más caro que comprar nuevo esta ya filtrado en nuestro subconsciente desde hace bastante tiempo.

¿Es mejor arreglar o comprar nuevo?

A finales de la década de los años 90 y los primeros años del 2000 se produjo un verdadero cambio en la mentalidad de los consumidores. Con la bonanza económica y los nuevos modelos de producción, la venta de aparatos electrónicos y de grandes electrodomésticos se disparó de forma exponencial.

Los aparatos se convirtieron en unos objetos de usar y tirar. Cada poco tiempo salían al mercado nuevos productos electrónicos que mejoraban o substituian al anterior….. El agresivo marketing de la época nos hacía pensar que cada nuevo producto era necesario en nuestra vida y necesitamos tenerlo…

Debido a esa gran demanda de productos la oferta se multiplicó y con ello los precios bajaron. Lo que en la época de los 70 y 80 costaba el sueldo de varios meses, con la llegada del nuevo siglo, casi cualquier aparato está al alcance de todos.

Nuestros padres y abuelos tenían que pagar en «cómodas letras» y durante muchos meses la compra de un nuevo Frigorífico o un Televisor.

Esto suponía que cuando surgía cualquier avería o reparación estaban casi «obligados a reparar» ya que la opción de comprar un artículo nuevo suponía volver a comenzar otra vez en la misma rueda de pago. También hay que tener en cuenta que un mismo modelo de televisor o lavadora por ejemplo, podía estar en las tiendas durante varios años. Esto facilitaba mucho tanto a los fabricantes como a los técnicos en reparacion la posibilidad de encontrar piezas para su reparación.

La obsolescencia programada y el Derecho a Reparar

A mediados de los años 70 en EEUU fue cuando se empezó a descubrir que los fabricantes de productos electrónicos estaban empezando a poner una «fecha de caducidad» a los componentes de sus aparatos. Esta práctica llegó a tal punto que se comenzó a fabricar aparatos que directamente se rompían llegado a un tiempo de vida y que además era imposible su reparación.

Piezas obsoletas, tornillos imposibles de quitar, baterías fijas…. Muchas son las maneras de hacer que un aparato sea imposible de reparar. De hecho existe el mito de que hay ciertos fabricantes que tienen medido el tiempo útil de su producto para hacer coincidir una avería importante con el lanzamiento de la siguiente generación.

Entender que un producto de alta calidad con un precio elevado va a tener más durabilidad que un producto mucho más económico y con componentes de baja calidad es algo que cualquier usuario sabe.

Como consecuencia de la bajada de precio de muchos de los aparatos electrónicos la calidad de los materiales de los mismos también bajo en consecuencia. Una calidad de materiales baja repercute en la durabilidad de este aparato y hace aumentar la posibilidad de averías pero esto no quiere decir que a la primera avería estemos obligados a tener que tirarlo.

Si hay facilidades para conseguir componentes y estos tienen un precio razonable estamos facilitando el derecho que tiene el consumidor a poder reparar. Si por el contrario un aparato por muy económico que sea, posee componentes que son imposibles de reparar o sus recambios son caros o están obsoletos, se nos está quitando este derecho.

Directiva Europea sobre el Derecho a Reparar

Francia se ha puesto a la cabeza en Europa en la demanda de este derecho y es que a partir de este enero de 2021, los fabricantes están obligados a: «informar al consumidor sobre la posibilidad de reparar un producto».

Se trata de una puntuación del 1 al 10 en el que se advierte al consumidor final de como de fácil va a ser poder arreglar el producto que compra. Por el momento se está aplicando a lavadoras, portátiles, smartphones, televisores y cortadoras de césped.

Este sistema de puntuación tiene como objetivo para 2024, transformarse en un valor que informe también sobre su durabilidad y solidez. Hasta el momento aún se desconoce con qué criterios se van a medir estos parámetros.

En cada país del resto de Europa se irán aplicando una serie de «recomendaciones» en los Estados miembros hasta llegar a 2024 donde ya se impondrá una serie de normas, estas normas serán de obligado cumplimiento para los fabricantes que quieran vender en Europa sus productos electrónicos.

La Unión Europea también quiere potenciar el mercado de segunda mano o los productos reacondicionados para darle una segunda vida a todos esos productos que, de no ser así, se convertirían en basura electrónica.

¿Que tipo de normas son?

La primera y más importante medida es la de obligar a los fabricantes de Electrodomésticos y otros productos electrónicos, que tengan stock de componentes y repuestos como mínimo durante los siete años posteriores a la fabricación del último aparato de ese modelo.

Por ejemplo, si una Lavadora empieza a fabricarse en Enero de 2017 y el último aparato que sale de la línea de producción de ese modelo es en agosto del 2020, el fabricante tiene que tener repuestos disponibles hasta agosto del 2027.

Si por cualquier motivo no existe dicha posibilidad, el fabricante se tiene que hacer responsable de una solución equivalente. Hasta ahora eran solamente 5 años los que amparaba la legislación al respecto.

En otro orden de prioridades, se va a establecer una codificación del índice de reparabilidad. Al igual que ya ocurre con la nueva etiqueta energética se va a introducir una clasificación desde la A hasta la G de la «facilidad» que tendrán los aparatos electrónicos de poder repararse en caso de avería.

También se va a obligar a los fabricantes de productos electrónicos a facilitar a que cualquier servicio técnico pueda acceder a información relevante del producto. Por ejemplo a esquemas, despieces y otra documentación técnica.

Estás medidas y otras que se irán uniendo a posteriori son las que la UE propone para relanzar el derecho a reparar que tenemos los consumidores y que de esta forma también se generen menos residuos.